Las cortinas están ciertamente asociadas a la luz (las abrimos para dejarla pasar o las cerramos para ver la televisión o trabajar en la computadora sin que incomode a la vista), pero también se ligan a la protección (nos resguardan del frío o del calor, aseguran nuestra intimidad y amortiguan ruidos molestos). A su vez, actúan sobre el espacio pudiendo transformar, con su infinita variedad de opciones, la atmósfera de un ambiente.

El primer paso para elegir la cortina adecuada, será, considerando el tipo de ambiente, definir el propósito de nuestra elección : disminuir la entrada de luz, disimular un defecto, resguardar la privacidad, etc. Luego elegir la opción que mejor se adapte a la estética del ambiente o que logre dar el efecto que buscamos. El tipo de cortina está dado por el sistema utilizado para colgarla.

La opción más conocida son los barrales: fáciles de aplicar, decorativos y adaptables a cualquier ventana. Los hay en diversos materiales y motivos y se pueden agregar accesorios (borlas, rosetones o alzapaños) para jugar con el diseño. Una desventaja: requieren una limpieza frecuente por la acumulación de polvo .

Las cortinas de rieles están compuestas por un riel, que puede ser plástico o metálico, y unas guías deslizantes en la que se sujetan los paños por medio de pequeños ganchos. Este sistema es ideal cuando no contamos con mucho espacio entre la ventana y el techo. Se completa con cuerdas o bastones para abrir o cerrar, que se colocan en un lateral de la ventana o integrada a la cortina.

El sistema de tensores es mediante un cable de acero en el cual, mediante ganchos o argollas, se sujeta la tela de la cortina. Es práctico y fácil de adaptar, pero sólo para cortinas de géneros livianos.

Las cortinas romanas son telas rectas que se pliegan en diversos frunces horizontales y se suben cuando queremos dejar entrar la luz o el aire. Son ideales para ventanas fijas o corredizas y admite gran variedad de telas.

Los paneles orientales son tablas de tela que se desplazan lateralmente por rieles que se fijan al techo. Se van escondiendo uno detrás de otro hasta que queda a la vista sólo uno de ellos. Son ideales para ventanales grandes y puertas corredizas, así como también  para separar ambientes.

Las cortinas de enrollar consisten en un panel de tela liso con un rodillo giratorio colocado en la parte superior que permite enrollar o desenrollar la cortina desde un cordón.

Es esencial atender al tipo de tela, al color y a la transparencia teniendo en cuenta factores como la orientación de la ventana (Este-Oeste-Norte-Sur) y el tipo y tamaño de abertura a cubrir, lo que será fundamental para seleccionar el tipo de sistema de cortinas.

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Escrito por Cecilia Favier de Decocasa

Fuente Imágenes: Luxaflex, Decorailumina