Generalmente pensamos que la contaminación está en las calles, fuera de nuestro hogar. Pero aún la casa más limpia puede causar problemas para la salud. Entre las amenazas más comunes que encontramos están los materiales tóxicos, como asbesto y plomo, gases venenosos, como monóxido de carbono y radón, y ciertas condiciones como polvo, moho y plagas que pueden generar alergias y otros problemas respiratorios.

El moho, por ejemplo, es un hongo que suele crecer en lugares húmedos y cálidos. Se propaga mediante esporas y produce un fuerte olor a encierro. Se lo puede tratar limpiando la zona con lejía y agua y ventilando correctamente. En baños y cocinas, donde más suelen proliferar, debemos contar con una buena ventilación.

El monóxido de carbono es un gas inodolo, incoloro y altamente tóxico, difícil de identificar. Se produce cuando se queman materiales combustibles como gas o carbón. En este caso debemos prestar atención a las cocinas, chimeneas, calefactores, termotanques y a todos los demás aparatos que quemen combustible. Para prevenir accidentes debemos ventilar bien el área donde estén ubicados para que ingrese aire puro y se elimine el gas.
El radón es otro gas, pero radiactivo. Penetra por las fisuras de la casa desde la tierra y contamina de gran manera. Para reducir el riesgo a la exposición tenemos que realizar controles periódicos, tener ventiladas las habitaciones y mantener cerradas las puertas que den a sótanos, escaleras o a pisos que queden debajo de la vivienda desde donde el radón se filtra.

El plomo y el asbesto fueron prohibidos hace ya unos cuantos años, pero en muchas casas antiguas aún están presentes: en la pintura, en conexiones eléctricas e instalaciones de plomería. Estos materiales pueden causar intoxicación ya sea en niños o adultos.

Es importante que siempre ventilemos nuestra casa y que verifiquemos materiales o aislamientos empleados para cuidar nuestra salud y la de nuestra familia.

Escrito por Cecilia Favier de Decocasa

Fuente Imágenes: Belleza mujer, Olx