Si bien las fragancias no forman completamente parte del interiorismo, transmiten sensaciones que pueden potenciar un ambiente y su decoración.
Para lograr una atmósfera agradable, todos los sentidos deben ser estimulados. Tanto el color, como las texturas, los sonidos y los aromas deben ser equilibrados para lograr una armonía adecuada.

Cada habitación de nuestro hogar cumple funciones diferentes y le corresponde un aroma en particular de acuerdo a esa función.
En lugares de estudio o trabajo, podemos utilizar el aceite esencial de limón o pino  que son indicadas para el cansancio mental, otorgándonos energía y vitalidad.
Para las áreas de descanso, podemos servirnos de hojas recién cortadas de eucalipto o cedrón. Si las colocamos en un recipiente de agua hirviendo, desprenderán su aroma creando un ambiente relajado y tranquilo y de aire puro.

En la sala de estar o el living se pueden emplear velas aromáticas de fragancias frutales o florales, como naranja o canela; perfumes suaves, ideales para ambientes donde compartimos largas pláticas con amigos y pasamos el rato con nuestra familia.
El aroma floral de la lavanda es muy utilizado en los cuartos de baño, dado que tiene un efecto de armonía y frescura.

Las casas de por sí tienen sus propios olores y no es recomendable hacerlos competir con otros. El ejemplo más claro lo encontramos en las cocinas.

Una fragancia sutil puede hacer maravillas en el hogar, por eso debemos procurar que siempre huela de manera agradable, así nosotros la vivimos de mejor modo y nuestros invitados se llevan nuestro aroma grabado en su memoria.

Escrito por Cecilia Favier de Decocasa

Fuente Imágenes: Decora Ilumina, Decoora